Los peones, por sus movimientos
tan sutiles, son los dedos.
En ajedrez empezar es simple
aunque lo ves más o menos inflexible.
Las torres, duras como roca, son firmes
y fuertes, pues son puños y o talones
cuando tienes brazos y piernas.
Si de eso no tienes, son nuca y barbilla,
lo verás paso a paso, si aún no lo piensas,
aunque no sea nunca una maravilla.
Los caballos tienen la fuerza hasta para saltar.
Son tan fuertes que por eso son las piernas.
No parece algo bello, pero eso se puede compensar,
incluso con suerte, si así lo piensas.
Los alfiles, al contrario,
solo son los brazos
cuyos bastones sujetas y usas contra el adversario,
pues de todos modos tienen largos pasos.
Aunque, si no tienes extremidades,
la única forma de no aumentar dificultades
es usar, si es posible,
El rey, aquello de lo que depende tu vida
a lo largo de la partida,
de ser el corazón.
Pierdes en ajedrez por una u otra razón.
Paro cardiaco cuando estás desesperado,
te pones dramático y te quedas desamparado.
O tal vez, porque te apuñalaron el corazón.
Junio 17-2011
Black Jam
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